Fue durante el estreno de su nueva película, Waiting for forever, que tuvo lugar en Nueva York, y al cual Rachel acudió ataviada con un extrañísimo vestido de Preen. No sé ni siquiera cómo definirlo de manera adecuada, porque técnicamente no es un vestido, ya que lleva una falda debajo, y tiene unos extraños bolsillos de chaqueta americana. Y si por delante resulta difícil de digerir por ese sujetador a la vista, o el extraño recorte bajo el pecho, por detrás no es mucho más bonito, ya que lleva una absurda banda en color amarillo.
Menos mal que al menos sí que acertó con los zapatos, ya que esas plataformas de color nude hubieran quedado bien incluso con el peor de los chándals.
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